Municipios fronterizos han pasado de la preocupación a la acción preventiva ante la inminente deportación masiva de migrantes anunciada por el presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y quien será su zar fronterizo, Tom Homan.
En Ciudad Juárez, Chihuahua; Tijuana, Baja California; Piedras Negras, Coahuila, así como los municipios fronterizos de Matamoros, Reynosa y Nuevo Laredo, en Tamaulipas, han habilitado albergues –fijos y temporales– para recibir a miles de migrantes que podrían ser repatriados desde el primer día del republicano en la Casa Blanca.
En Chihuahua, los tres niveles de gobierno cuentan con albergues temporales con mil 370 espacios, pero están por habilitar un campamento en el estadio Juárez Vive.
Según datos del Consejo Estatal de Población, se estima que sean retornados a Ciudad Juárez aproximadamente 2 mil 500 mexicanos.
El alcalde de Juárez, Cruz Pérez Cuéllar, manifestó que históricamente esta frontera ya cuenta con una infraestructura para recibir a migrantes, dos albergues municipales y uno del gobierno federal, además de los espacios particulares como la Casa del Migrante y los refugios de las iglesias católica y evangélica.
El gobierno municipal cuenta con dos albergues: Felipe Ángeles y Enrique Kiki Romero, además del Leona Vicario que administra la Federación, y el anuncio realizado por la gobernadora María Eugenia Campos de habilitar el estadio de beisbol. Ahí, de acuerdo con el secretario general de Gobierno, Santiago de la Peña, se tiene proyectado crear un campamento para migrantes que ofrecerá servicios básicos de atención médica, alimentos y apoyo legal, con el fin de asegurar condiciones dignas para los repatriados.