El horizonte judicial del presidente electo, Donald Trump, que hace solo seis meses se presentaba como una serie de obstáculos insuperables, está a punto de despejarse por completo hasta el punto de que el único caso por el que ha sido condenado, el del pago irregular a la actriz porno Stormy Daniels, está a un paso de ser sobreseído en Nueva York.
Trump se enfrenta, en total, a cuatro casos penales: en Nueva York, fue declarado culpable en mayo por falsificar documentos para hacer pagos irregulares a Stormy Daniels y tapar así su aventura con la actriz, y ahora solo falta que el juez comunique la sentencia.
El segundo caso es en Washington DC por tratar de revertir los resultados de las elecciones de 2020 e instigar al asalto al Capitolio de 2021; el tercero, en Georgia, por interferir en los comicios de 2020, y un cuarto en Florida por el manejo indebido de documentos clasificados.
Estos cuatro casos se interponían en la carrera de Trump a la Casa Blanca, pues la posibilidad de que terminaran en condenas de cárcel aparecían en un primer momento como un pesado lastre político.
Sin embargo, Trump, que durante la campaña electoral supo darle la vuelta a sus causas judiciales y hacerlas parecer “una caza de brujas” contra él -recuérdese cuando sacó partido de su rostro en el momento de ser ‘fichado’ por la Policía en Georgia-, consiguió ganar los comicios el pasado 5 de noviembre, convirtiéndose así en el primer presidente electo con una condena penal.
Trump juega con ventaja en sus causas judiciales, pues el Departamento de Justicia de Estados Unidos establece que los presidentes en ejercicio no pueden ser juzgados ni encarcelados mientras están en el cargo, y además el Tribunal Supremo le concedió en julio la inmunidad parcial por los delitos que pudo haber cometido mientras ostentaba el cargo de presidente.