Kamala Harris ha hecho su primer viaje a la frontera con México como candidata a la presidencia de Estados Unidos.
La aspirante demócrata ha elegido para ello el Estado de Arizona, uno de los siete territorios en disputa rumbo a los comicios del 5 de noviembre.
La demócrata ha querido mostrarse en su gira como una figura capaz de aportar soluciones a la compleja dinámica fronteriza.
Y justo en un momento donde su rival, Donald Trump, carga contra la política migratoria de la Administración de Joe Biden. “Buscaremos que se castigue más severamente a los reincidentes [que cruzan la frontera ilegalmente] y si alguien no pide asilo y cruza ilegalmente el asilo le será negado”, aseguró Harris en un evento en el condado de Cochise, una zona que Trump visitó el mes pasado.
Harris recorrió antes un pedazo del muro fronterizo reforzado con concertina y se entrevistó con agentes de la Patrulla Fronteriza.
Harris prometió combatir el flujo de fentanilo que entra al país y que ha provocado una epidemia de salud fuera de control tanto para el Gobierno de Trump como para la actual presidencia. Una de las primeras oradoras del evento fue Theresa Guerrero, quien perdió a su hijo Jacob a causa de una sobredosis del potente opiáceo sintético. Guerrero pidió a la candidata endurecer la lucha contra esta droga, que se ha cobrado cientos de miles de vidas. Harris le dedicó unas palabras sobre el escenario. “[El tráfico de fentanilo] Es un lastre en nuestro país y tenemos que tomárnoslo en serio.
Cuado sea presidenta haré prioridad interrumpir el flujo de fentanilo que llega a Estados Unidos”, aseguró.