
Son muchas las preguntas que asaltan a la industria cinematográfica desde que Donald Trump anunciara que instauraría aranceles del 100% a todas aquellas películas producidas en el extranjero que lleguen a Estados Unidos. No obstante, el presidente ya ha asegurado que, al menos una franquicia en particular no tendría por qué preocuparse de las medidas, a pesar de estar íntimamente ligada a Reino Unido.
«Como saben, estamos poniendo aranceles al… cine, a los cineastas», señaló Trump en una rueda de prensa, tras ser preguntado por The London Times respecto a su reciente anuncio. El presidente explicó que, con esta política, se pretendía «traer de vuelta» a Estados Unidos a los rodajes, exponiendo que, aun viviendo en el país y con dinero procedente del país, los cineastas optaban por producir en el extranjero.
«Pero James Bond no tiene nada de qué preocuparse, que yo pueda decir», añadió el inquilino de la Casa Blanca, haciendo referencia a su amistad con Sean Connery, uno de los actores que han dado vida al famoso espía británico a lo largo de los años. «Fue el responsable de que yo consiguiera la zonificación en Aberdeen. Dijo: ‘Dejen que el maldito construya sus campos de golf’. Yo llevaba como cuatro años con los trámites, y era imposible en Aberdeen… Era un gran tipo, Sean Connery», recordó.
El comentario del presidente de los Estados Unidos choca frontalmente con su declaración de intenciones anterior, ya que las películas de 007 serían un claro ejemplo de producción afectada por los aranceles. Y es que si hay un lugar que la franquicia puede llamar hogar es Inglaterra, cuyos estudios Pinewood han acogido a menudo su rodaje, que también se ha llevado a otras ciudades del mundo y no es probable que esto vaya a cambiar aun después de que la familia Broccoli haya cedido el control creativo a Amazon MGM Studios, iniciando una nueva etapa para el personaje.
Fuente: El Economista