
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el 97% de los afectados no estaban vacunados o se desconoce su estado de vacunación, lo que subraya la preocupante brecha en la inmunización.
Texas se ha convertido en el epicentro del brote, reportando 541 casos confirmados, incluidos dos niños no vacunados que fallecieron debido a la enfermedad.
Mientras tanto, el estado vecino de Nuevo México informó 58 casos totales y una muerte sospechosa relacionada con el virus. Estas cifras han generado alarma entre las autoridades de salud, quienes advierten que el recuento oficial podría estar subestimando la magnitud real del brote.
La controversia en torno a la vacunación y el control del brote
El secretario del Departamento de Salud de Estados Unidos, Robert F. Kennedy Jr., declaró recientemente que los casos de sarampión se habían “estabilizado”, elogiando los esfuerzos del país para controlar el brote. Sin embargo, sus declaraciones han sido criticadas por expertos en salud, ya que también ha promovido medicamentos no probados como supuestas curas, pese a la ausencia de tratamientos efectivos para el sarampión.
“Si ya tenemos dos muertes en Texas, eso te dice que ya se trata de miles, no de cientos”, afirmó Amesh Adalja, especialista en enfermedades infecciosas del Centro para la Seguridad Sanitaria de Johns Hopkins, enfatizando la alta tasa de contagio del virus, que puede infectar hasta el 90% de las personas expuestas sin inmunidad.
El sarampión, considerado una de las enfermedades más contagiosas, puede prevenirse casi por completo con la vacuna, que tiene una eficacia del 97% después de dos dosis. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), desde el año 2000, la inmunización ha evitado aproximadamente 60 millones de muertes.
Sin embargo, el brote actual pone de manifiesto la urgencia de reforzar las campañas de vacunación, especialmente en niños, quienes son los más vulnerables. Cada año, el sarampión sigue cobrando cerca de 200,000 vidas en todo el mundo, la mayoría de ellas niños.