
Matamoros, Tamaulipas.— La angustia y la impotencia consumieron a una familia entera mientras veían apagarse la vida de María Estela López Pérez, una abuelita que nunca recibió la ayuda que desesperadamente pidieron.
Todo ocurrió en su hogar, en la colonia Rodríguez. María Estela comenzó a sentirse mal y su esposo, Juan Rodríguez Juárez, no dudó en pedir auxilio.
Su hija, llena de desesperación, marcó al 911 con la esperanza de que una ambulancia llegara a salvarla.
Pero la respuesta fue fría y desoladora: “No hay ambulancias disponibles”.
Los minutos parecían eternos. La familia veía cómo su madre y esposa se debilitaba, esperando una ayuda que nunca llegaría.
Con el tiempo en su contra y sin otra opción, la subieron a un vehículo particular y la llevaron al IMSS con la esperanza de que aún hubiera tiempo. Pero ya era demasiado tarde.
Al llegar al hospital, les confirmaron lo que tanto temían: María Estela había muerto.
La noche se tornó oscura y desgarradora. Entre llantos y reclamos, su hija no podía comprender cómo su madre murió simplemente porque nadie acudió a socorrerla. “Si la ambulancia hubiera llegado, tal vez hoy seguiría con nosotros”, lamentó con la voz entrecortada.
Por EnlaceMx