Al contratar al mundialista colombiano James Rodríguez, el León estremeció los cimientos del futbol mexicano, en el que escasean cada vez más los cracks del tamaño del mejor goleador del Mundial de Brasil 2014.
En un momento de desesperanza por la ausencia de fichajes “bomba” para el Clausura 2025, la llegada del capitán de la selección de Colombia sacudirá a la liga de una especie de amodorramiento que los críticos asumen como consecuencia del hambre de dinero de los jerarcas del circuito, prioritario sobre lo deportivo.
A los 33 años, Rodríguez mantiene un gran nivel como mostró hace menos de un año al liderar el equipo colombiano finalista de la Copa América. Ahora confía en mostrar su instinto depredador en el área y aportar a la causa del León en el Clausura y después en el Mundial de clubes del verano próximo.
Se trata de uno de los futbolistas más talentosos de Latinoamérica en el presente siglo, que ha mostrado su capacidad en varios de los principales equipos del mundo, el Real Madrid y el Bayern Munich.
Llega a México en un momento de madurez, con todo para brillar en un circuito exigente en el que estrellas como el brasileño Bebeto, el colombiano Faustino Asprilla y el alemán Bern Schuster jamás se adaptaron a los cambios de clima y altitud sobre el mar de las sedes.
La llegada del colombiano coincide con el regreso del centrocampista Andrés Guardado, mexicano con experiencia en cinco mundiales, quien se retiró hace dos meses, pero se halló incómodo lejos de la pelota y volverá a las canchas con el León.