Arianna Buturovic vigilaba con recelo el humo lejano desde el refugio que dirige en las afueras de Los Ángeles para perros en riesgo de ser sacrificados.
En cuestión de horas, las montañas cercanas estaban en llamas y el fuego comenzó a rodearla. «Metí a 15 perros y a dos gatos en un Prius negro», contó Buturovic.
Pero aún le quedaban otros nueve perros y un cerdo por evacuar, así que paró a unos jóvenes de 18 años en una camioneta que aceptaron llevarlos a un refugio. No pudo llevarse a dos ponis, pero dejó el corral abierto para que pudieran escapar si era necesario. «Así evacuamos a casi 30 animales. Fue una locura», agregó
Buturovic es una de los muchos dueños de animales de Los Ángeles que se apresuraron a ponerse a salvo junto a sus queridos compañeros ante los rápidos incendios forestales que esta semana mataron a 11 personas y arrasaron más de 12 mil hogares y otras estructuras.
Esto ha desbordado los refugios, cuyos responsables han implorado a la población que, si pueden, encuentren amigos o familiares que acojan a sus mascotas.