Las afirmaciones del candidato republicano Donald Trump sobre supuestas escuelas de EE.UU. donde se adoctrina a niños para que se sometan a tratamientos de transición de género es ya parte de la campaña electoral, transformando un asunto residual en factor de agitación.
“¿Puedes imaginar que eres padre y le dices a tu hijo ‘Jimmy, te quiero mucho, que tengas un buen día en la escuela’, pero regresa con una operación brutal?”, se cuestionó Trump públicamente en un mitin de Wisconsin en septiembre.
La base de ese discurso, que ha repetido en multitud de actos de campaña este año, ha suscitado gran recelo en familias conservadoras hacia centros educativos de todo el país.
De hecho, asociaciones como Moms for Liberty opinan que se vive una “explosión transexual” en colegios de estados gobernados por los demócratas, donde “se induce a los niños a que se hagan homosexuales o transexuales”.
Este grupo de padres ha abierto en cuatro años 300 oficinas por 48 estados y cuenta con 130 mil miembros.
Mientras, la aspirante demócrata Kamala Harris, que se ha afanado en señalar declaraciones torticeras de Trump sobre otros temas como la migración, no se ha manifestado con tal profusión sobre los tratamientos de afirmación de género para menores, consciente de que es un asunto controvertido que resta votos.
Sin embargo, en 2015, cuando era fiscal general de California, anunció que ordenaría a todas las agencias federales permitir y apoyar tratamientos de transición sexual, según dijo entonces Harris en un cuestionario de la Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU, en inglés).
Más allá de eso, sus palabras no han pasado de las buenas intenciones hacia la comunidad LGTBI para que “todas las personas se sientan integradas y respetadas”, sin mojarse sobre las palabras de Trump.
Alrededor de 42 mil menores de 18 años en todo EE.UU. (0.05 por ciento del total) fueron diagnosticados en 2021 con disforia, el trastorno de identidad que implica malestar emocional por la discordancia entre la identidad de género y el sexo asignado al nacer, según un estudio de la empresa de datos Komodo.
No obstante, las cifras sobre disforia o terapias de afirmación de género en EE.UU. son difíciles de medir debido a la falta de transparencia de muchos estados, las diferentes legislaciones y la complejidad para dar seguimiento a tratamientos que no hayan sido sufragados a través de seguros médicos.