Hace algo más de un mes, Bucha era una localidad de unos 30.000 habitantes en la región de Kiev (Kyiv), unos 30 kilómetros al noroeste de la capital. Las tropas rusas la atacaron en los primeros compases de la operación de avance hacia Kiev: durante semanas, sus residentes quedaron atrapados en medio de bombardeos y combates.
Semanas después, las fuerzas ucranianas la han recuperado. Las primeras imágenes que salen del lugar condensan las atrocidades perpetradas en esta guerra. El fotoperiodista Santi Palacios relata en estas imágenes comentadas lo que encontró. Son imágenes duras. Nuestra revista apuesta casi siempre por la sutileza incluso cuando hace coberturas de conflictos, pero es difícil contar de otra manera el rastro de esta guerra. Por eso hemos decidido publicarlas.
Según el alcalde de Bucha, unas 300 personas han sido enterradas en fosas comunes. La localidad no tiene infraestructura militar ni estratégica. Los civiles se quedaron sin vías de salida, porque los puentes de alrededor habían sido volados, y las carreteras estaban bajo fuego constante. Muchos de los hogares estaban sin agua, electricidad o calefacción.
Estas son las fotografías que tomó Palacios y lo que hay detrás de ellas, con comentarios en primera persona.
Llegamos a Bucha rodeando Irpín y sabiendo que recientemente había sido liberada del control de las tropas rusas. Al entrar todo eran coches, furgonetas y pequeños camiones calcinados. Estaba nublado y lloviznaba. Por la calle pasaban coches con militares. Había algo de movimiento en ese momento. Nos encontramos con un camión en el que un grupo de militares estaba repartiendo comida a varias mujeres.
Al avanzar nos encontramos con esta escena. En la imagen se ven cuatro cadáveres, pero hay otros dos que no están en el plano. Había muchísimos cuerpos sin vida. En ese momento había otro grupo de periodistas, y un militar les indicaba que no se acercaran a los cadáveres, porque podían tener artefactos explosivos escondidos. Le pregunté cuándo habían muerto; me dijo que el pasado 26 de marzo.
A medida que avanzábamos, nos íbamos encontrando con gente. En el coche de la imagen había un chico cortando leña; también había gente que intentaba reparar sus casas, vecinas que hablaban en pequeños grupos o estaban esperando no sé muy bien qué. Experimentaban esa sensación confusa de estar en un territorio liberado. Estas personas habían vivido bajo la ocupación; decían que los combates no paraban y que todo había sido un infierno. Es gente que lleva sufriendo desde el principio de la invasión.
Encontramos a unas mujeres en la puerta de entrada de un edificio que nos indicaron que en el patio había personas muertas. Nos llevaron y encontramos esta horrible escena. Era evidente que al menos uno de ellos estaba maniatado. Nos dijeron que eran hombres de la zona que formaban parte de las autodefensas, y que, al entrar, los soldados rusos los pusieron de rodillas y los ejecutaron.
Este hombre salió a la calle y me pidió que entrara en su casa para enseñarme la tumba. Solo acerté a entender que no era la de un familiar. Vimos tumbas improvisadas en varias casas; en una de las viviendas era la de un niño. Al parecer los soldados rusos se habían quedado allí una semana y habían dejado un mensaje escrito en la pared que, según nos dijeron, quería decir: “Esto os pasa por querer entrar en la OTAN”.
Desde el coche se podían ver los muertos fácilmente. Uno de ellos estaba junto a un coche que había sufrido un ataque. Había cadáveres en el centro y a ambos lados de la carretera, en las aceras. Era difícil ver la forma en que murieron porque no podíamos acercarnos mucho, podía haber bombas trampa. En algunos casos parecían haber muerto por disparos y en otros por un tipo de munición más potente.
Había visto esta imagen antes de entrar en Bucha: este ataque debió de suceder hace semanas. Es una de las calles que corta otra de las arterias de Bucha. Había un camión y varios tanques. No sé cuántos, porque no pude ir hasta el otro extremo, pero al menos cuatro o cinco. Estaban totalmente destruidos: los cañones separados del cuerpo del tanque y todas las piezas dispersas. Los militares ucranianos revisaban la zona y cada tanque. Patrullaban las calles.
Lo que veía eran tan escabroso que había que buscar recursos para transmitir la realidad. No recuerdo haber visto nunca imágenes de tantos civiles muertos en las calles de una población que ha sufrido la guerra.
La gente estaba horrorizada, en estado de shock. Se podía palpar fácilmente. Pero hace semanas que están sufriendo esta situación y, como en la imagen, hay personas que pasan ante cadáveres ya sin mirarlos. Es ese momento extraño de la “liberación”: se mezclan el horror de lo vivido y el alivio de la violencia que por fin se detiene.
Son zonas residenciales. En algunos casos se ven chalets y viviendas grandes. Impacta ver tanques calcinados en la puerta de zonas que dan toda la impresión de ser ciudades dormitorio a las afueras de Kiev. Tienen aspecto de ser zonas tranquilas donde nunca pasa nada; y ahora lo que te encuentras son militares patrullando y tanques destruidos.
Me asomé al jardín al ver una casa destruida y me encontré con esto. No había nadie a quien preguntar qué había ocurrido. Al advertir que hacía una foto, entraron los militares ucranianos. Ellos también estaban descubriendo lo que había pasado. Hacían fotos, limpiaban la zona. Nos dijeron que se iba a decretar un toque de queda de tres días en toda la zona liberada del noroeste de Kiev para asegurarse de que habían salido todos los soldados rusos. Los militares ucranianos reconocían la zona, desminaban y revisaban si había bombas trampa.
La mujer de la imagen contaba que uno de los cuerpos era el del marido de una amiga suya. Al ver que estaba muerto, quiso enterrarlo, pero los soldados rusos no se lo permitieron. En este momento estaba yendo a avisar a su amiga del lugar en el que estaba el cadáver.
Uno de los cuerpos sin vida que vi aquí estaba claramente maniatado. Me dijeron que fue una ejecución. El que estaba detrás también parecía haber sufrido la misma suerte.
En esta calle había muchos cadáveres. No llegamos a saber qué ocurrió, porque algunas personas habían muerto por disparos, otras por munición más potente, otras tenían quemaduras o estaban desmembradas. ¿Murieron todos a la vez? ¿Qué pasó?
Vimos veintidós muertos en esta misma calle.
Son los que vimos. Pero eran más.
Fuente: Revista 5w