#Tamaulipas.- Decenas de mexicanos desplazados dejaron la orilla del río Bravo el sueño de recibir asilo humanitario y voluntariamente volvieron a sus entidades de origen para enfrentar su realidad hilvanada en pobreza y situaciones de violencia.
El coronavirus y sus consecuencias, como la suspensión de trámites de asilo por parte de Estados Unidos, han sido un factor esencial para que las familias retornaran a sus entidades de las que salieron hace meses.
Durante el 2019, familias de Chiapas, Oaxaca y Guerrero, comenzaron a llegar a la frontera norte impulsados por la esperanza de recibir asilo por parte del gobierno de Donald Trump.
Primero se establecieron en el Puente Viejo, después fueron canalizados al Puente Nuevo donde se les dio casas de campaña y un lugar para que conformaran su propio “barrio”.
Hoy, 100 personas, entre adultos y niños, abordaron unidades contratadas por el Instituto Nacional de Migración para trasladarlos hasta sus regiones.
Ya sin posibilidades de cruzar en los próximos meses, no les quedo otra opción que subir a las autobuses de manera voluntaria y tratar de olvidar la aventura que emprendieron en busca de un mejor futuro.
Al final, el presente para los desplazados es en México en donde se les ha prometido un empleo y ayuda social para retenerlos en sus raíces, en sus pueblos que abandonaron bajo la ilusión de una vida en un país norteamericano que ha sellado su frontera por la pandemia.
Por #EnlaceMX